sábado, 14 de febrero de 2009

CUANDO EL AMOR....MUERE....





Hubo una vez en la historia del mundo un día terrible, en el que el odio que es el rey de los malos sentimientos, los defectos y los malas virtudes, convocó a una reunión urgente con todos ellos. Todos los sentimientos negros del mundo y los deseos mas perversos del corazón humano llegaron a esta reunión con mucha curiosidad .


Cuando estuvieron todos habló el Odio y dijo: “Los he reunido aquí a todos por que deseo con todas mis fuerzas matar a alguien”.
Los asistentes no se extrañaron mucho pues era el odio el que estaba hablando y él siempre quiere matar a alguien, sin embargo todos se preguntaban entre sí, quién sería tan difícil de matar que el odio los necesitara a todos. ¡Quiero que maten al Amor! dijo. Muchos sonreían malévolamente pues tenían muchas ganas de matar al amor.
El primer voluntario fue el Mal Carácter, quien dijo: “Yo iré, y les aseguro que en un año el Amor habrá muerto, provocaré tal discordia que, estoy seguro, no lo soportará y morirá”.


Al cabo de un año se reunieron otra vez y al escuchar el reporte del Mal Carácter quedaron muy decepcionados. “Lo siento, lo intenté todo pero cada vez que yo sembraba una discordia el amor la superaba y siempre salía adelante”.
Fue cuando muy diligente se ofreció la Ambición que haciendo alarde de su poder dijo: “En vista de que el Mal Carácter fracasó, iré yo. Desviaré la atención del Amor hacia el deseo por la riqueza y por el poder, eso nunca lo ignorará”.
Y empezó la Ambición al ataque de su víctima, quien efectivamente cayó herida, pero después de luchar por salir adelante, renunció a todo deseo desbordado de poder y triunfó de nuevamente.


Furioso el Odio por el fracaso de la Ambición envió a los Celos, quienes burlones y perversos inventaban toda clase de artimañas y situaciones para despistar al Amor y lastimarlo con dudas y sospechas infundadas.
Pero el Amor confundido lloró, pensó que no quería morir y con valentía y fortaleza se impuso sobre ellos y los venció.
Año tras año, el Odio siguió en su lucha enviando a sus hirientes compañeros, envió a la Frialdad, al Egoísmo, a la Indiferencia, la Pobreza, la Enfermedad y a muchos otros que fracasaron siempre, porque cuando el Amor se sentía desfallecer tomaba y todo lo superaba.


El Odio convencido de que el Amor era invencible les dijo a los demás: “Nada que hacer. El Amor ha soportado todo, llevamos muchos años insistiendo y no lo logramos”.
De pronto, de un rincón del salón se levantó un sentimiento poco conocido y que vestía todo de negro, llevaba un sombrero gigante que caía sobre su rostro y no lo dejaba ver, su aspecto era fúnebre como el de la muerte: “Yo mataré al Amor” dijo con seguridad. Todos se preguntaron quién era ése que pretendía hacer solo, lo que ninguno había podido. El Odio dijo: “Ve y hazlo”.


Tan sólo había pasado algún tiempo cuando el Odio volvió a llamar a todos los malos sentimientos para comunicarles después de mucho esperar que por fin EL AMOR HABIA MUERTO.
Todos estaban felices pero sorprendidos. Entonces el sentimiento del sombrero negro habló: “Ahí les entrego al Amor, totalmente muerto y destrozado” y sin decir más se marchó. “¡Espera!” dijo el Odio, “...en tan poco tiempo lo eliminaste por completo, lo desesperaste y no hizo el menor
esfuerzo para vivir. ¿Quién eres?”. El sentimiento levantó por primera vez su horrible rostro y dijo: Soy la rutina.



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