martes, 26 de noviembre de 2013

un hombre que siempre tenía muy mala suerte

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Érase una vez un hombre que siempre tenía muy mala suerte. Los años iban pasando y aunque se esforzaba mucho, todo era en vano, seguía teniendo mala suerte.  Así pasaron muchos años más, hasta que un día empezó a pensar muy en serio en su situación. Después de darle vueltas y vueltas, llegó a la conclusión de que necesitaba ayuda. Y… ¿quién era el más indicado para prestársela que el dios de la suerte? Así que el hombre se decidió a ir a verle para pedirle que le cambiara su mala suerte. Metió todo lo necesario para el viaje en un hatillo y a la mañana siguiente se puso en marcha, caminó y caminó durante mucho tiempo.
Al cabo de unos días, llegó al bosque y, abriéndose paso entre la maleza, de repente escuchó una voz estridente:
Asombrado buscó el origen de esa voz pensando que a lo mejor alguien podía estar necesitando su ayuda, pero sólo encontró un lobo ¡cómo estaba el pobre animalito! Se le podían contar las costillas y el pelo se le caía a mechones; daba auténtica lástima verlo.
¿Qué té pasa lobo?




- Estoy mal, de un tiempo a esta parte todo me va mal. No tienes más que observar mi aspecto…
- ¡No! No me cuentes nada más porque yo también tengo mala suerte. Por eso voy a ver el dios de la suerte para pedirle que me la cambie.
- Por favor, le rogó el lobo, pídele también consejo para mí.
- Muy bien, no te preocupes que yo se lo pediré. Hasta pronto, le dijo el hombre antes de reemprender la marcha.
Caminó, caminó y caminó, durante mucho tiempo. Al fin llegó a la sabana. Hacía mucho calor. El sol quemaba y la sabana parecía no tener fin.
Suplicante, exclamó para sí…
- ¡Ay, qué no daría yo por un poco de sombra!
Nada más terminó de desearlo, vio a los lejos un maravilloso árbol frondoso, cuya sombra invitaba a reposar, a duras penas llegó hasta él y se recostó a descansar apoyándose en su tronco. Al cerrar los ojos, oyó una voz:
-¡Oooooooohh! ¡Oooooooohh!
El hombre, sobresaltado, abrió los ojos, pero no pudo ver a nadie quejándose cerca de él, por lo tanto, se recostó de nuevo, pero de pronto escuchó otra vez aquella voz lastimera:
- ¡Oooooooohh! - ¡Oooooooohh!
Así pasó varias veces más sin que pudiera averiguar la procedencia de aquellos lamentos. Intrigadísimo, por fin se le ocurrió preguntar:
- ¿Eres tú, árbol? - Sí, yo soy. - ¿Qué te pasa, árbol? - No lo sé, de un tiempo a esta parte todo me va mal. ¿No ves mis ramas torcidas y mis hojas marchitas? ¡Oooooouuuu…oooooooouuu!
-¡No sigas! ¡Ya sé de qué me estás hablando! Yo también tengo mala suerte; por eso voy a pedirle al dios de la suerte que me la cambie.
- Por favor, pídele también consejo para mí, le suplicó el árbol. - No te preocupes, lo haré.
Y con esta nueva promesa, se marchó. Caminó y caminó mucho tiempo.




Empezó a adentrarse en unos cerros que había más allá de la sabana. Desde lo alto de una colina, avistó un maravilloso valle. Parecía un paraíso, estaba lleno de árboles, flores, prados, un riachuelo, pájaros… era un maravilloso lugar. Bajó hasta el valle y descubrió, en medio de aquel precioso paisaje, una casa muy acogedora.





Se acercó a ella y en el porche vio a una mujer muy hermosa que parecía esperarle. Ésta le dijo:
Ven, viajero, ven a descansar.
El hombre estaba agotado, así que aceptó de buen grado. Pasaron una velada muy especial. Tomaron una sabrosa comida y contaron muchas cosas.
El hombre le dijo:
-Te veo triste. -Sí, es verdad, de un tiempo a esta parte no me siento bien. Vivo en este lugar maravilloso y, sin embargo, noto que algo me falta. -¡No sigas! Conozco esa sensación, por eso voy a ver al dios de la suerte para que la cambie.
La mujer, anhelante, le respondió: -Dile que te dé consejo para mí.
A la mañana siguiente el hombre reemprendió su viaje.
Tras caminar mucho y muchísimo tiempo, el hombre llegó al fin del Mundo. Se asomó, miró hacia abajo… a la derecha… a la izquierda… hacia arriba… pero sólo había estrellas por todas partes. De pronto, enfrente suyo, se formó una nube, ésta fue adquiriendo forma y terminó transformándose en la cara de un hombre.
- ¿Tú eres el dios de la suerte? Le preguntó- - Sí, yo soy. - Tú sabes que las cosas me van mal y he venido para pedirte que cambies mi suerte. - Bien, estoy de acuerdo en hacer eso por ti, pero sólo hay una condición. Tienes que estar muy atento y buscar tú mismo, tu buena suerte. - El hombre, muy contento y satisfecho, se despidió del dios.
Quería llegar cuanto antes a su casa para ver si su suerte había cambiado realmente, así que corrió y corrió durante mucho tiempo y llegó hasta aquel valle. Ya casi estaba pasando de largo la casa de aquella mujer, cuando ella, que estaba en el porche, como la otra vez. Le vio y le llamó:
- ¡Eh! ¡espera! ¡ven aquí! Cuéntame lo que ha pasado.
El hombre le respondió entusiasmado:
- He visto al dios de la suerte y me ha prometido que me la va a cambiar. Sólo me pidió que estuviera atento. Ahora tengo que irme, he de buscarla. - Y… ¿no te ha dado un consejo para mí? - A ver… a ver si recuerdo… ¡Ah! sí. Me dijo que lo que té falta es un hombre, un compañero aquí, en este valle de ensueño.
Ante estas palabras, la cara de la mujer se iluminó y exclamó:
- ¡Sí! ¡Sí! Eso es.... y… ¿no quieres ser tú ese hombre? - Me gustaría mucho pero no puedo. Tengo que seguir mi camino y buscar mi buena suerte. Adiós, mujer, me voy corriendo, porque he de encontrarla lo antes posible.
Y corrió y corrió y corrió durante mucho tiempo. Después de varios días llegó nuevamente a la sabana y al pasar al lado del árbol, éste le hizo detener interrogándole…
- ¿Qué te ha pasado buen hombre?
Otra vez el hombre relató su historia y nada más terminarla quiso salir corriendo; pero el árbol le detuvo, preguntándole:
- Y para mí... ¿para mí, el dios no te dio ningún consejo?
A ver… a ver si recuerdo,,, ¡ah! sí, me dijo que debajo de tus raíces había un enorme tesoro que te impide crecer. Lo único que tienes que hacer es sacarlo y todo te irá bien de nuevo.
Tras decirle esto al árbol, el hombre quiso salir corriendo, pero el árbol le retuvo hablándole nuevamente.
-
Verás… yo no puedo desenterrar ese tesoro. Si tú lo quieres hacer por mí, te lo podrás llevar y así serás, muy rico. A mí no me sirve y lo único que yo quiero es que mis raíces crezcan de nuevo en plena libertad, le propuso el árbol.
El hombre, impaciente y un poco fastidiado ya, le respondió:
- Me encantaría ayudarte, pero no puedo, porque he de seguir mi camino y buscar mi buena suerte. Lo siento, árbol, me voy, adiós.
El hombre, precipitadamente, emprendió la marcha y corriendo, se alejó de allí.
Corrió y corrió y corrió durante mucho tiempo. Llegó al bosque, no había pasado demasiado tiempo cuando de nuevo oyó aquellos lastimosos quejidos del lobo. Iba a pasar de largo, pero el pobre animal le llamó. El hombre, a toda prisa, le contó su historia y todo lo que había estado sucediendo en su viaje de regreso a casa, el lobo, al igual que los demás, también le preguntó:
- Y para mí… ¿para mí no te dio también un consejo? - A ver… a ver si me acuerdo… - ¡Ah! sí, me dijo que para ponerte de nuevo fuerte sólo tenías que hacer una cosa; comerte a la criatura más estúpida de la tierra y que entonces te irá todo bien.
El lobo se levantó y con sus últimas fuerzas, se abalanzó sobre el hombre y … ¡lo devoró!






jueves, 21 de noviembre de 2013

Ama lo que tiene, antes que la vida te enseñe Amar lo que perdiste





Un hombre le regala a su novia una muñeca. 
Ella con rabia agarro la muñeca y la tiró a la calle.
Su novio llega y dice: Porque tiraste la muñeca? 

Ella responde: 
Porque no me gusto el regalo. 




El salió a la calle y cogio la muñeca, cuando de repente un coche lo atropello y causo su muerte. 
Al día del entierro, la novia llorando agarro la muñeca, la abrazo y la apretó fuerte y la muñeca dijo: Quieres casarte con migo?.

 ella impresionada dejo caer la muñeca y del bolsillo de la muñeca cayeron 2 anillos, donde estaba escrito


: “Ama lo que tiene, antes que la vida te enseñe Amar lo que perdiste”…

 


La vida siempre nos avisa de una forma o de otra,que deberiamos apreciar mas. lo que tenemos, porque quizas cuando nos damos cuenta de nuestro errror... casi siempre es demasiado tarde. mil cariños para todos
L.G.C Soleil.

martes, 9 de abril de 2013

Papá te quiero....

HIJO: "Papá, ¿puedo hacerte una pregunta?"
papa: "Sí, claro, ¿qué es?"
HIJO: "Papá, ¿cuánto dinero ganas en una hora?"
PAPA: ". Eso no es asunto tuyo ¿Por qué me preguntas tal cosa"
HIJO: ". Sólo quiero saber Por favor dime, ¿cuánto ganas por una hora?"
PAPA: "Si quieres saberlo, gano 100 euros por hora."
HIJO: "Oh (El niño con tristeza agacha la cabeza hacia abajo)!.
HIJO: "Papá, ¿puedo pedir prestado 50 euros ?"
El padre se puso furioso.
PAPA:. "Si la única razón por la que quieres saber lo que gano es para pedir prestado dinero para comprar un juguete tonto o alguna otra tontería, entonces quiero que te marches directamente a tu habitación, quédate en tu recama y piensa por qué estás siendo tan egoísta. Yo trabajo duro todos los días como para lidiar con tu comportamiento tan infantil ".


El niño en silencio se fue a su habitación y cerró la puerta.
El hombre se sentó y comenzó incluso a ponerse más enojado acerca de las pregunta del pequeño. ¿Cómo se atreve a hacer tales preguntas sólo para obtener algo de dinero?
Después de una hora o algo así, el hombre se calmó y comenzó a pensar:
Tal vez había algo que realmente necesitaba comprar con esos  50 E y realmente el niño no pedía dinero muy a menudo. El hombre se acercó a la puerta de la habitación del niño y abrió la puerta.

PAPA: "¿Estás dormido, hijo?"

HIJO: "No papá, estoy despierto".
PAPA: "He estado pensando, tal vez yo fui demasiado duro contigo. Ha sido un día largo y saqué mi frustración en ti. He aquí los  50 E que me pediste..."

El niño se irguió, sonriendo.
HIJO: "Oh, gracias papá!"
Entonces, se levanta y agarra debajo de la almohada, unos billetes arrugados. El hombre vio que el muchacho ya tenía dinero, empezó a enfadarse de nuevo. El niño contó despacio su dinero, y luego miró a su padre.

PAPA: "¿Por qué quieres más dinero si ya tiene bastante?"

Hijo: "Porque yo no tenía suficiente, pero ahora sí.

"Papá, tengo  100 E , ahora. ¿Puedo comprar una hora de tu tiempo? Por favor, ven a casa temprano mañana. Me gustaría cenar contigo."
El padre se sintió aplastado. Puso sus brazos alrededor de su pequeño hijo, y le suplicó por su perdón.

*Es sólo un pequeño recordatorio a todos ustedes que trabajan tan duro en la vida. No debemos dejar pasar el tiempo entre los dedos sin haber pasado algún tiempo con aquellos que realmente importan en nuestras vidas, las personas cercanas a nuestros corazones. Recuerden que para compartir un valor de  100E de tu tiempo con alguien que amas. Piensa, si muero mañana, la compañía en la que estas trabajando fácilmente podría reemplazarte en cuestión de días. Pero la familia y los amigos que dejaremos de sentir la pérdida por el resto de nuestras vidas. Y ahora que lo piensas así, nos dediques todo tu tiempo en el trabajo acuérdate que ahí una familia que espera ansiosamente por tu llegada.

Algunas cosas son más importantes.
 

viernes, 29 de marzo de 2013

TU TRIUNFO






El triunfo del verdadero hombre surge de las cenizas de su error.


 Nunca te quejes de tu soledad o de tu suerte.
Enfrentala con valor y acéptala.
De una manera u otra son el resultado de tus actos y prueba de que tú siempre has de ganar.
No culpes a nadie, nunca te quejes de nadie, ni de nada, porque fundamentalmente has hecho lo que querias con tu vida.
No te amargues de tu propio fracaso ni se lo cargues a otro. Aceptate ahora o seguiras justificandote toda la vida.
Recuerda que cualquier momento es bueno para comenzar y que no es tan terrible para claudicar.
No olvides que la causa de tu presente es tu pasado. Asi como la causa de tu futuro sera tu presente.
Aprende de los audaces, de los fuertes, de quien no acepta situaciones, de quien vivira a pesar de todo. 











Aprende a nacer desde el dolor y a ser mas grande que el mas grande de los obstaculos. Mirate en el espejo de ti mismo y seras libre y fuerte y dejaras de ser un titere de las circunstancias.
Porque tú mismo eres tu destino.
Levantate y mira al sol por las mañanas y respira la luz del amanecer.
Tú eres parte de la fuerza de tu vida ahora, despiertate, lucha, camina, decidete y triunfaras en la vida.
Nunca pienses en la suerte, porque la suerte es el pretexto de los fracasados."





No Juzgar, sin antes conocer.

 








                                                          CUATRO ESTACIONES
Había un hombre que tenía cuatro hijos. Él buscaba que ellos aprendieran a no juzgar las cosas tan rápidamente; entonces los envió a cada uno por turnos a ver un árbol de peras que estaba a una gran distancia.
El primer hijo fue en el Invierno, el segundo en Primavera, el tercero en Verano y el hijo más joven en el Otoño.
Cuando todos ellos habían ido y regresado; él los llamó y juntos les pidió que describieran lo que habían visto.
 

El primer hijo mencionó que el árbol era horrible, doblado y retorcido.
El segundo dijo que no, que estaba cubierto con brotes verdes y lleno de promesas.
El tercer hijo no estuvo de acuerdo, él dijo que estaba cargado de flores, que tenía aroma muy dulce y se veía muy hermoso, era la cosa más llena de gracia que jamás había visto.
El último de los hijos no estuvo de acuerdo con ninguno de ellos, él dijo que estaba maduro y marchitándose de tanto fruto, lleno de vida y satisfacción.
 

  
 
Entonces el hombre les explicó a sus hijos que todos tenían la razón, porque ellos sólo habían visto una de las estaciones de la vida del árbol. El les dijo a todos que no deben de juzgar a un árbol, o a una persona, por sólo ver una de sus temporadas, y que la esencia de lo que son, el placer, regocijo y amor que viene con la vida puede ser sólo medida al final, cuando todas las estaciones han pasado.
Si tú te das por vencido en el invierno, habrás perdido la promesa de la primavera, la belleza del verano y la satisfacción del otoño.
Moraleja:
No dejes que el dolor de alguna estación destruya la dicha del resto.
Persevera a través de las dificultades y malas rachas. Mejores tiempos seguramente vienen por delante.
 

domingo, 3 de febrero de 2013

Nos Olvidamos de vivir, dar amor (gif de amor.)

La paradoja de nuestro tiempo es que tenemos edificios mas altos y temperamentos mas reducidos, carreteras mas anchas y puntos de vista mas estrechos. Gastamos mas pero tenemos menos,
compramos mas pero disfrutamos menos. Tenemos casas mas grandes y familias mas chicas, mayores comodidades y menos tiempo. Tenemos mas grados académicos pero menos sentido común, mayor conocimiento pero menor capacidad de juicio, mas expertos pero mas problemas, mejor medicina pero menor bienestar. Bebemos demasiado, fumamos demasiado, despilfarramos demasiado, reimos muy poco, manejamos muy rápido, nos enojamos demasiado, nos desvelamos demasiado, amanecemos cansados, leemos muy poco, vemos demasiado televisión y oramos muy rara vez.
Hemos aprendido a ganarnos la vida, pero no a vivir. Añadimos años a nuestras vidas, no vida a nuestros años. Hemos logrado ir y volver de la luna, pero se nos dificulta cruzar la calle para conocer a un nuevo vecino. Conquistamos el espacio exterior, pero no el interior. Hemos hecho grandes cosas, pero no por ello mejores.
Hemos limpiado el aire, pero contaminamos nuestra alma. Conquistamos el átomo, pero no nuestros prejuicios. Escribimos mas pero aprendemos menos. Planeamos mas pero logramos menos. Hemos aprendido a apresurarnos, pero no a esperar.
Producimos computadoras que pueden procesar mayor informacion y difundirla, pero nos comunicamos cada vez menos y menos. Acuérdate de pasar algún tiempo con tus seres queridos porque ellos no estarán aqui siempre.

domingo, 19 de febrero de 2012

Papá enseñame tú...





No me des todo lo que pida, Papá;
dame sólo lo que sea posible y justo.


No me grites;
te comprendo mejor
si me dices serenamente las cosas.


Cumple las promesas,
buenas o malas.
Si me prometes un premio, dámelo; pero también se es un castigo.


Necesito confiar en tu palabra y
tener fe en tus promesas.


No cambies de opinión sobre lo que debo hacer;
decídete y mantén tu decisión.

Enséñame a ser
tan obediente como libre.


No digas mentiras delante de mí,
ni me pidas que las diga por ti,
aunque sea para sacarte de un apuro.


Cuando estés equivocado en algo, admítelo: crecerá la opinión que tengo de ti, y me enseñará a admitir mis equivocaciones.

Cuando te cuente un problema mío, escúchame.


Quiéreme, y dímelo.
A mí me gusta oírtelo decir.


A través de tu verdad,
aprenderé a aborrecer la mentira.

A través de tu seguridad,
aprenderé a hacerme fuerte.

Si me inculcas la paz y la bondad
tendré las mejores armas contra la violencia.


Abrázame;
quiero expresarte con cariño todo esto,

Necesito sentirte mi amigo y compañero a cada instante,


Pero sobre todo te quiero, y me gustas que seas........

domingo, 15 de enero de 2012

Millones de razones para vivir



No culpes a nadie, nunca te quejes de nada ni de nadie, porque fundamentalmente tú has hecho tu vida.

Acepta la responsabilidad de edificarte a tí mismo, y el valor de acusarte en el fracaso para volver a empezar otra vez, corrigiéndote.

Nuca te quejes del ambiente ó de quienes te rodean, hay quienes en tu mismo ambiente supieron vencer. Las circunstancias son buenas ó malas según la voluntad ó la fortaleza de tu corazón.
Aprende a convertir toda situación difícil en una arma para luchar.

No te quejes de tu pobreza, de tu soledad ó de tu suerte, enfréntate con valor y acepta que de una u otra manera son el resultado de tus actos, y la prueba que has de ganar.

No te amargues de tu propio fracaso, ni se lo cargues a otro, acéptate ahora ó seguiras justificándote como un niño.

Recuerda que cualquier momento es bueno para comenzar, y que ninguno es tan terrible para claudicar.

Deja ya de engañarte, eres la causa de ti mismo, de tu necesidad, de tu dolor, de tu fracaso.

Si tu has sido el ignorante, el irresponsable, tú, únicamente tú, nadie pudo haber sido tú.

No olvides nunca, que la causa de tu presencia es tu pasado, como la causa de tu futuro es tu presente.

Aprende de los fuertes, de los valientes, de los audaces, imita a los enérgicos, a los vencedores, a quienes no aceptan situaciones, a quienes vencieron a pesar de todo.

Piensa menos en tus problemas y más en tu trabajo, y tus problemas sin alimento morirán.

Aprende a nacer desde el dolor y a ser más grande, que es el más grande de los obstáculos.

Mírate en el espejo de ti mismo.

Comienza a ser sincero contigo mismo, reconociéndote por tu valor, por tu voluntad y por tu debilidad para justificarte.

Recuerda que dentro de ti hay una fuerza que todo puede hacerlo; reconociéndote a tí mismo más libre y más fuerte, dejarás de ser un títere de las circunstancias, porque tú mismo eres tu destino.


Levántate y mira por las mañanas, y respira la luz del amanecer.

Tú eres la parte de la fuerza de la vida.

Ahora despierta, camina, lucha.

Decídete de una vez y triunfarás en la vida.


¡NUNCA PIENSES EN LA SUERTE, PORQUE LA SUERTE ES EL PRETEXTO DE LOS FRACASADOS!