lunes, 18 de abril de 2011

BODAS DE PLATA




El mito de las bodas de plata se originó en la mitología griega. La historia cuenta que hubo una vez una pareja de dos jóvenes enamorados cuyos padres no le permitían verse por diferencias sociales;



aunque ellos de todas maneras lo hacían escondidas. En uno de esos encuentros, el padre de la novia, sorprendió a la pareja durante un beso y tomando a su hija bruscamente por el brazo, prometió al joven que iba a matarlo decapitándolo por haber ultrajado a su joven niña. Desesperado y sin saber que hacer, el joven le rezó a la diosa del amor Afrodita para que los ayude a escapar, y fue en el medio del rezo, que la diosa se le presentó para indicarle una aldea custodiada por ella misma, a la que podían escapar y alejarse de todas aquellas personas que quisieran hacerles daño.



Ese mismo día el joven ideó un plan para secuestrar a su amada y llevársela. Esa madrugada, el joven esperó a que todos se durmieran y escaló por la ventana de la habitación de su enamorada, en donde, sorprendiéndola, le pidió que lo siguiera para poder escapar de allí.

Felizmente pudieron escapar e iniciar una vida juntos en la aldea custodiada por Afrodita, sin embargo 10 años después, el hermano menor de la joven se presentó para cumplir con la promesa de su padre, quien había muerto de tristeza por el abandono de su hija.





Pero cegado por el odio con el que había crecido, fue a su propia hermana a quien asesinó, ya que la culpaba por lo ocurrido con su padre. En ese momento, el joven enamorado, que estaba ausente, llegó para presenciar como el asesino de su amor limpiaba su espada de su sangre. Y en un acto de venganza entro a uno de los templos de afrodita que estaba cerca de la aldea, para robar una de las espadas que estaba hecha completamente de plata.




El joven desconsolado pero alimentado por su odio, persiguió durante años al verdugo de su amada, hasta que 25 años después del acontecimiento logró cumplir con su venganza clavándole la espada en el corazón, en nombre de su mujer, para luego retirarse del lugar y clavarse una daga del mismo material en su pecho, rogando a afrodita que lo lleve junto a su amada. De esta historia es de donde sale la tradición de hacer regalos para bodas de plata, hechos con este metal, debido a que, según esta historia, la espada y daga de plata fueron los elementos que sellaron un pacto de amor eterno entre dos enamorados.


jueves, 17 de febrero de 2011

La sed de un viajero


Lentamente, el sol se había ido ocultando y la noche había caído por completo. Por la inmensa planicie de la India se deslizaba un tren como una descomunal serpiente quejumbrosa.

Varios hombres compartían un departamento y, como quedaban muchas horas para llegar al destino, decidieron apagar la luz y ponerse a dormir. El tren proseguía su marcha. Transcurrieron los minutos y los viajeros empezaron a conciliar el sueño. Llevaban ya un buen número de horas de viaje y estaban muy cansados. De repente, empezó a escucharse una voz que decía:
--¡Ay, qué sed tengo! ¡Ay, qué sed tengo!

Así una y otra vez, insistente y monótonamente. Era uno de los viajeros que no cesaba de quejarse de su sed, impidiendo dormir al resto de sus compañeros. Ya resultaba tan molesta y repetitiva su queja, que uno de los viajeros se levantó, salió del departamento, fue al lavabo y le trajo un vaso de agua. El hombre sediento bebió con avidez el agua. Todos se echaron de nuevo. Otra vez se apagó la luz. Los viajeros, reconfortados, se dispusieron a dormir. Transcurrieron unos minutos. Y, de repente, la misma voz de antes comenzó a decir:
--¡Ay, qué sed tenía, pero qué sed tenía!

*El Maestro dice: La mente siempre tiene problemas. Cuando no tiene problemas reales, fabrica problemas imaginarios y ficticios, teniendo incluso que buscar soluciones imaginarias y ficticias.

Tener Miedo..



Había un rey de corazón puro y muy interesado por la búsqueda espiritual. A menudo se hacía visitar por yoguis y maestros místicos que pudieran proporcionarle prescripciones y métodos para su evolución interna. Le llegaron noticias de un asceta muy sospechoso y entonces decidió hacerlo llamar para ponerlo a prueba.

El asceta se presentó ante el monarca, y éste, sin demora, le dijo:
--¡O demuestras que eres un renunciante auténtico o te haré ahorcar!

El asceta dijo:
--Majestad, os juro y aseguro que tengo visiones muy extrañas y sobrenaturales. Veo un ave dorada en el cielo y demonios bajo la tierra.
!Ahora mismo los estoy viendo! ¡Sí, ahora mismo!

--¿Cómo es posible -inquirió el rey- que a través de estos espesos muros puedas ver lo que dices en el cielo y bajo tierra?

Y el asceta repuso:
--Sólo se necesita miedo.

*El Maestro dice: Caminar hacia la Verdad es más difícil que hacerlo por el filo de la navaja, por eso sólo algunos se comprometen con la Búsqueda.